NADA QUE DEFENDER LOS MORENISTAS VERACRUZANOS.
     
    Uriel Flores Aguayo. 

    Xalapa, Ver., jueves 28 de marzo 2024.- El morenista promedio es mero simpatizante de ese partido. Con excepción de los grupos de poder y sus aliados el resto es de papel. Morena no tiene militancia, es una nómina y agencia de colocaciones. Sin vida orgánica ni estructura morena en Veracruz es un membrete gubernamental. Sus afiliados en realidad no pertenecen a nada; no tienen derecho alguno, no eligen a sus dirigentes ni a sus candidatos. No los toman en cuenta, su papel se reduce a ser relleno acarreado de actos y a repartir panfletos. Algunos, los escasísimos idealistas que quedan, se aferran a una ilusión y caminan a una segura decepción. Les queda AMLO como el Caudillo y líder fuerte, como el redentor y ser omnipresente; evaden definiciones locales para refugiarse en la propaganda y los mitos. Eluden tocar la problemática veracruzana y se abstraen en asuntos nacionales. Conscientemente o no están avalando un gobierno de caricatura, lejano a cualquier mínima  idea de izquierda o progresista. No podrán salir limpios de un sexenio donde dominó la frivolidad , el abuso y la corrupción. 

    Es un imperativo ciudadano preguntarles si están conscientes de lo que apoyan ; si saben que quedó de sus banderas. Si lo saben , son cómplices de una pandilla; si no lo saben, son ignorantes peligrosos. 

    Deberían tener claro que respaldan en Veracruz un gobierno de nepotismo que anuló la división de poderes y degradó a la justicia. Deberían saber que su gobierno se disfraza de partido y utiliza personal y presupuesto públicos para las campañas electorales oficiales. Todos esos atropellos e ilegalidades son evidentes y del dominio público; nadie puede llamarse sorprendido. Si viendo ese mar de corrupción y abuso de poder guardan silencio, son parte de lo mismo; se convierten en vulgares corruptos. 

    Es inconcebible y ofensivo que aparenten creer que están transformando algo y que impulsan una revolución de las conciencias. Son tan demagogos como sus jefes; viven en la mentira y la mitología. No quisieron o no pudieron hacer otra política, renovadora. Se fueron por lo fácil, por lo tradicional: clientelismo, corporativismo y la demagogia. Es algo retador a nuestra inteligencia escucharlos hablar de “ amor al pueblo”. Es una frase ocurrente y sin sentido; no tiene sustento ni contexto, no dice nada real; es una más de sus ocurrencias para intentar verles la cara a los veracruzanos. 

    El escándalo de corrupción inmobiliaria de su candidata, desproporcionado, los pone en el dilema moral y político de apoyarla a ciegas o de deslindarse de un comportamiento obviamente corrupto. 

    Se han quedado sin banderas, no hicieron historia, no cambiaron nada y están derrotados moralmente. Por su dignidad es conveniente que pierdan el gobierno, es sano para que intenten algo distinto. Así como van, con sus líderes aferrados al poder y defendiendo únicamente sus privilegios, van a terminar con las manos sucias y en una brutal depresión. Ojalá se quieran un poco y tengan el valor de decir no al fraude y la represión en camino. De entrada deben hacer un sensato y saludable esfuerzo para alejarse del resentimiento, ese motor de su participación política.
     
    Recadito: agua, agua y agua .
     


    CARTA A LOS AFILIADOS DE MORENA EN VERACRUZ.
     
    Uriel Flores Aguayo.

    Xalapa, Ver., lunes 25 de marzo 2024.- Es necesario recordarles que ganaron las elecciones en el 18 y el 21 con reglas democráticas. Con ese INE que han pretendido controlar.No deben querer violentar los procesos unilateralmente en este 24. Algunos de ustedes lucharon contra el partido de Estado y elecciones fraudulentas; ahora están haciendo lo mismo. No tienen superioridad moral alguna; no deberían caer en la enajenación de una narrativa polarizante. Asuman que vivimos en una sociedad plural que supone diálogo y acuerdos. Además de ustedes hay otros que deben ser tratados con respeto y tolerancia. México no cabe en un solo liderazgo, un partido y un pensamiento. Eso era en los 80. 

    Es algo triste que ustedes no tengan ningún derecho en su partido, que no elijan a sus dirigentes y candidaturas. Es más, prácticamente son sustituidos por los empleados públicos que son forzados a hacer labor partidista. 

    Es obvio que el gobierno de Veracruz se disfraza de morena; no deberían avalar eso. Como tampoco el nepotismo y la corrupción gubernamental. 

    Ya no tienen banderas y viven una notable degradación. Nunca fueron o perdieron en el camino las ideas de izquierda y progresistas. Terminaron en farsa y un brutal pragmatismo. Se quedaron sin causas de lucha. El poder los envileció al grado de ser sumisos y cómplices. Están apoyando un gobierno frívolo y represivo. Tal vez deberían deslindarse. 

    Están derrotados moralmente, más bien, auto derrotados. Viven de la propaganda y repiten consignas. Su esencia discursiva es demagógica . Es posible que todavía puedan quitarse el traje de peje zombis; se trata de un caso de enajenación, no de fanatismo. 

    Sus líderes en el gobierno y las cámaras no son referentes ideológicos e intelectuales; no son gente de ideas. No están en la conversación pública. El populismo y el caudillismo no son necesariamente de izquierda. El culto a la personalidad resta dignidad a la ciudadanía. 

    Ahora tienen competencia, ya no podrán” nadar de a muertito” . Tendrán que argumentar y convencer . El llamado plan C y el segundo piso son la delirante antesala de una dictadura. 

    En mi experiencia me impacta la similitud que tienen con el viejo PRI. Se fueron por la fácil: uso de los recursos públicos, clientelismo, manipulación de los programas sociales, corporativismo y la represión. En lugar de regenerar la política se han dedicado a simular. 

    Fundamentalmente hablo de los jefes, los que deciden y se han enriquecido al amparo del poder. Habrá afiliados de buena fe que creen estar participando en una transformación; ellos merecen respeto e información. 

    Es sano que haya alternancia en Veracruz y tengan la oportunidad ustedes de intentar algo distinto y decente.
     

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